Festividades escolares y religiosas 2018

Teatro en la escuela

"Un cuento Negro"

Autora de la reseña, profesora Valeria Melzarski

“Negro” integra junto a “Rojo” y “Ye-lou” una trilogía basada en tres de los cuentos que Liliana Bodoc publicó en su libro “Sucedió en colores”. Esta mañana, la compañía “Tres gatos locos” ofreció una función en el IFME y tuve la fortuna de estar entre el público.

La puesta en escena ofrece una experiencia deslumbrante. Esto se debe, en primer lugar, a la maestría del texto de Bodoc transformado en dramaturgia, lo que garantiza, no solo la calidad estética, sino también un trato profundamente respetuoso hacia el público. Negro se mueve con soltura y excelencia en la delgada línea que constituye el hecho de ofrecer un espectáculo dirigido al joven público, sin subestimarlo y sin caer en una actitud meramente didáctica. A través de esta obra se transmite un mensaje tan claro como profundo, sin perder el tono alegre y divertido, porque se trata de un juego de matices llevado adelante por quienes demuestran que saben que jugar es algo serio. Por eso nos encontramos con una apuesta sin concesiones, en “Negro” se dice lo que el arte comprometido no puede callar, se exhiben, con sutileza, aspectos de la realidad social que nos atraviesan y que reclaman nuestra atención.

Bruno, el deshollinador protagonista de esta historia, nos llevará -junto a una especie de alter ego relator- a compartir un singular recorrido a través de un día de su vida, y, de ese modo, nos hará pensar qué es lo que realmente importa o cuántas veces miramos sin ver (especialmente a quienes nos rodean o necesitan), incluso a riesgo de perder lo más valioso: la posibilidad de amar.

Por otra parte, el minimalismo de la puesta potencia el trabajo actoral de Galileo Bodoc, Federico Costa y Juan Manuel Gabarra que provocan admiración tanto por su calidad como por su calidez. Los tres exhiben un sorprendente dominio de las artes escénicas, sumado a la sinergia entre la música y los efectos sonoros.

Negro es el color del hollín que mancha la cara de Bruno, así como negras son las ropas de quien lo visitara esa mañana, pero también negro es el color del chocolate, con pasas o con maní. Estas imágenes nos invitan a pensar los matices que componen el escenario de la existencia en sus diferentes dimensiones y cómo algo que parece un mal augurio se puede convertir en el momento más importante de la vida de una persona, sobre todo cuando comprende la importancia de reconocer el valor de los otros y, de ese modo (acaso el único), reconocer su propio valor.

Todavía me duran la emoción y la alegría.

Compartimos algunas imágenes de esta presentación...

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